El alcalde exige precaución ante el tema de los transmigrantes

PRESIDIO — Quizás usted los ha visto: camiones amontonados con bicicletas, juguetes y trastos varios, algo que se parece a una venta de segunda mano sobre ruedas.

Otras veces, transportan coches enteros para revenderlos o desmontarlos en piezas. Estos transmigrantes –tal y como son conocidos– compran mercancía barata en los Estados Unidos y la venden en Centroamérica (y, ocasionalmente, a la inversa). Piense en ellos como un mercadillo viajero internacional.

Estos transmigrantes son conocidos de este modo porque venden estrictamente su mercancía en Centroamérica, sin hacer paradas en México. Requieren documentos particulares y normalmente se les pesa en la frontera entre los Estados Unidos y México para asegurar que no venden su mercancía mientras atraviesan México, un proceso que puede tardar días.

Es algo común ver a estos transmigrantes en el sureste de Texas, donde el minúsculo pueblo de Los Indios tiene la única ruta aprobada para el tráfico de transmigrantes. El pueblo de poco más de 1,000 habitantes tiene al menos 10 negocios con la palabra “transmigrante” que siven como terminales y paradas para los comerciantes viajeros.

Sin embargo, es más raro encontrar a transmigrantes en el Big Bend: el cruce fronterizo entre Presidio y Ojinaga no está equipado para encargarse de ellos. Y el alcalde de Presidio, John Ferguson, quiere que las cosas sigan así, después de que una charla con el gobierno mexicano hiciera que los funcionarios municipales se preocupasen de que el cruce entre Presidio y Ojinaga se convirtiera en una ruta futura para los transmigrantes.

En un correo electrónico enviado en septiembre a Alejandro Leos, director del puerto de Presidio, el alcalde Ferguson instó a las autoridades federales de Estados Unidos y México a “no reivindicar un corredor transmigrante en Presidio/Ojinaga.”

Ferguson reconoció en el correo electrónico que la decisión sobre un corredor transmigrante “no les corresponde ni a ustedes ni me corresponde a mí.” Pero, tras visitar Los Indios hace unas semanas, Ferguson dijo que tenía “serias preocupaciones sobre México dirigiendo el tráfico transmigrante a través de Ojinaga”, describiendo los negocios transmigrantes como, según parece, “desregulados en gran medida” y que tienen “posibles vínculos con los cárteles.”

Presidio y Ojinaga son un poco como un oasis,” escribió Ferguson. “Obviamente, hay que hacerse la pregunta, `¿Por qué proporcionaríamos intencionadamente un medio para que el crimen organizado se infiltrara en nuestra ciudad si pudiese evitarse?´” Los transmigrantes –que tienen poca protección después de cruzar la frontera entre los Estados Unidos y México– pueden ser un blanco fácil para los cárteles. Y si los cárteles se consolidan más en la zona, Ferguson y otras personas temen encontrarse con otras víctimas.

A principios de este año, Presidio se apresuró para prepararse después de que la Patrulla Froteriza dijera que una política no especificada podría hacer que la agencia soltara en la ciudad fronteriza a un número desconocido de migrantes a partir del mes de septiembre, tal y como informó con anterioridad The Big Bend Sentinel. Pero las autoridades federales guardaron silencio sobre el asunto, y luego llegó el mes de septiembre sin ninguna política nueva.

Al igual que ese asunto, la cuestión de los transmigrantes parece ser otro caso de autoridades federales (aunque, esta vez, las que se encuentran principalmente en México), manteniendo al margen a Presidio sobre temas que podrían tener grandes ramificaciones para la pequeña ciudad.

Un portavoz de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) no respondió a una petición para hacer un comentario antes del cierre de esta edición. En un comunicado enviado por correo electrónico, Leos –director del puerto de Presidio– dijo que el gobierno mexicano está considerando “permitir posiblemente” que Presidio/Ojinaga se conviertan en un cruce para el tráfico transmigrante en un intento por “aumentar el comercio a través del corredor de Ojinaga.”

CBP está trabajando para mejorar y preparar el puerto de entrada de Presidio en el caso de que tengan lugar estos cambios, dijo.

Según parece, el gobierno mexicano no ha emitido ningún documento político o comunicado de prensa sobre la expansión del tráfico transmigrante hasta Presidio/Ojinaga. Y a través de un correo electrónico, Sergio Francisco Salinas Meza dijo que, “desafortunadamente”, aún “no tenía información acerca de este tema.”

En una entrevista con The Big Bend Sentinel, Ferguson -alcalde de Presidio- expresó sus preocupaciones acerca de los transmigrantes. Su mayor preocupación, dijo, era que los transmigrantes –que viajan internacionalmente y puede que hablen poco inglés o no lo hablen en absoluto– se conviertan a menudo en “blancos del crimen organizado.” Le preocupa que si los transmigrantes empiezan a cruzar en Ojinaga, les seguirá el crimen.

Y, aunque los transmigrantes podrían teóricamente traer a Presidio dinero recaudado por impuestos y otros ingresos, Ferguson dijo que –en Los Indios– estaban “básicamente desregulados.”

“Tuve la impresión real de que era difícil determinar qué estaban haciendo exactamente estos negocios,” dijo Ferguson. “Me sentí incómodo con eso.”

Brad Newton, director ejecutivo del Distrito para el Desarrollo Municipal de Presidio, compartió algunas de las mismas preocupaciones. También le preocupa que la carretera U.S. Route 67, de dos carriles (en su mayoría) –que conecta Presidio con Marfa y con otras ciudades texanas al norte–, no pudiera aguantar todo el tráfico de camiones.

De momento, Newton ha adoptado una actitud expectante. “A veces en la vida no tenemos elección,” dijo. Si el tráfico transmigrante aparece en Presidio, la ciudad encontrará la manera de ocuparse de ello. Pero Presidio no “gastará ni un centavo hasta que sepamos que es oficial.”

Rick Cavazos, edil municipal y alcalde provisional de Los Indios, tiene una visión más ambivalente respecto a los transmigrantes que, según él, presentan oportunidades y retos para el pueblo fronterizo.

Una parada de camiones usada por los transmigrantes era “el [mayor] impulsor con creces de impuestos sobre ventas para la ciudad,” dijo. Pero, al igual que los funcionarios de Presidio, le preocupan los miembros de los cárteles que, según él, molestan a los transmigrantes tras entrar en México.

Lo siento por ellos,” dijo Cavazos sobre los comerciantes viajeros. “De verdad.” Señaló que los transmigrantes trabajan con márgenes de beneficios muy estrechos incluso antes de que los cárteles o funcionarios mexicanos corruptos les sobornen. “Para cuando llegan a su destino final, puede que ya no queden muchos [beneficios],” dijo.

Los Indios fue creado en 1993, dijo Cavazos. Antes de que los funcionarios del pueblo recién formado se dieran cuenta de los transmigrantes, ya eran una parte fija de la zona. Pero, aunque gran parte de los conductores solo pasaban por el pueblo, a lo largo de los años se han convertido en un elemento fijo de la comunidad e incluso se les conmemora ahora con un festival anual: el Día del Transmigrante.

“Personalmente, me alegro de que estén aquí,” dijo Cavazos.

Traducción de MIRIAM HALPERN CARDONA


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