Con la vista puesta en la perforación, los expertos hablan del uso del suelo

ALPINE — Durante un taller celebrado la semana pasada en la Universidad Estatal de Sul Ross, unos expertos en el uso del suelo compartieron sus conocimientos sobre el uso responsable del suelo, incluyendo cómo los terratenientes pueden salvaguardar el suelo de las empresas petrolíferas y de gas ansiosas por perforar la tierra.

Patrocinada por el Fideicomiso de Texas de Tierras Agrícolas y el Instituto de Investigación de las Áreas Fronterizas, la conferencia trataba de “salvar las tierras de cultivo” y “preparar a los terratenientes locales para el desarrollo de energía,” tal y como decía el título de la conferencia. Atrajo a residentes de toda la región al Centro Espino de la universidad.

El taller llegó a medida que grandes cambios económicos y demográficos están transformando el Oeste de Texas. Están aumentando las operaciones con energías eólicas y solares con un uso intensivo del suelo. Han comenzado a expandirse por el suroeste desarrollos petrolíferos y de gas –que antaño se limitaban alrededor de la Cuenca Pérmica–, con Helios Energy –con sede en Australia– anunciando este año una operación de fracturación hidráulica en el Condado de Presidio, como ha informado anteriormente The Big Bend Sentinel.

También están cambiando las estadísticas demográficas del Lejano Oeste de Texas a medida que llegan a la región recién llegados, y latifundios que antes eran grandes ahora están siendo divididos debido a los impuestos o las herencias familiares. La población en el Condado de Presidio ha disminuido ligeramente en los últimos años, desde alrededor de 7,874 personas en 2010 hasta 7,156 en 2017, según las cifras de la Oficina del Censo de los EE.UU. Pero están creciendo otras partes de la región, y algunas de forma precipitada, incluyendo el Condado de El Paso (desde 627,834 personas hasta 699,232 a lo largo del mismo periodo) y el Condado de Hudspeth (desde 3,472 personas hasta 4,408).

Midland, mientras tanto, ha sido la ciudad que más ha crecido en los Estados Unidos entre 2017 y 2018, seguida estrechamente por Odessa, según un análisis publicado este año por el U.S. News and World Report (Informe Mundial y de Noticias de los EE.UU.).

Al comienzo del taller, Jim Cathey –director adjunto del Texas A&M Natural Resources Institute y ex especialista en vida silvestre del Texas A&M AgriLife Extension Service– hizo un resumen de algunos de estos cambios.

La ganadería sigue siendo una industria dominante en la región, con alrededor del 40 por ciento de los terratenientes del Oeste de Texas indicando la ganadería como su fuente principal de ingresos en una encuesta reciente, dijo. El petróleo y el gas contabilizan alrededor del 20 por ciento y la energía eólica y solar son muy insignificantes.

Pero con el creciente aumento de los valores del suelo en la zona –desde alrededor de 500$ por acre en 1997 hasta poco menos de 2,000$ en 2017–, los cambios llegaban rápidamente, dijo. El número de operaciones petrolíferas y de gas en la zona seguían aumentando ininterrumpidamente, llevando a un “aumento dramático” en llamaradas y otras fuentes de contaminación lumínica. Y aumentaba la energía eólica –a pesar de su relativamente pequeña huella económica– con poco menos de 4,000 aerogeneradores en 2008 comparado con más de 13,000 el año pasado.

Con el aumento de los desarrollos energéticos, se están dividiendo grandes latifundios familiares, dijo Cathey. Citó la “parcelización” en El Paso, en la zona de Terlingua y en particular en el Condado de Reeves.

En una encuesta, una mayoría de terratenientes del Oeste de Texas dijo que les preocupaba la división de tierras privadas, y más del 40 por ciento decían que estaban “extremadamente preocupados.” A su vez, muchos terratenientes dijeron que estaban decididos a no dividir sus tierras, dijo.

“Me encanta ver algo así,” dijo, “donde muchos de ustedes están intentando mantener intacto este terreno a largo plazo.” Propuso que grandes zonas protegidas en el Oeste de Texas –incluyendo el Parque Nacional Big Bend– sirviesen como “fantásticos” puntos de anclaje desde donde se pudiese alejar el desarrollo.

Aún así, Cathey enfatizó que los cambios eran inevitables. Un enorme 30 por ciento de los terratenientes del Oeste de Texas ha pasado menos de 10 años en la tierra: forma parte de la tendencia que él describió como la “mayor transferencia intergeneracional de tierras que hemos visto.”

“Gente, prepárense para muchos más vecinos,” dijo. “Tendrán a personas que van a pensar de manera muy distinta que ustedes.”

Luego le tocó a John Paul Pierre, científico investigador de la Bureau of Economic Geology, una rama de investigación de la Universidad de Texas. Su presentación se centró en los “posibles escenarios energéticos futuros,” incluyendo dónde “probablemente se colocarían en el paisaje” los desarrollos energéticos como las tuberías y los parques solares.

Al describir el año 2008 como “el inicio de la fracturación hidráulica” en el Oeste de Texas, Pierre reconoció que se estaban acercando los desarrollos petrolíferos, citando “la jugada en Ojinaga, al noroeste del Condado de Presidio” por parte de Helios. Enfatizó que los desarrollos eólicos y solares también podrían transformar el paisaje, ya que requieren carreteras de servicio, líneas de transmisión y otras infraestructuras.

Pierre dijo que a menudo los desarrolladores de energías renovables se agrupaban en torno a la infraestructura actual para que las empresas no tuviesen que construir nuevas líneas de transmisión, carreteras u otras instalaciones.

Un miembro de la audiencia hizo una pregunta. “¿Es usted consciente de que se está instalando un enorme parque eólico en México?” dijo. (El año pasado, una empresa italiana anunció un parque eólico en el norte del estado de Coahuila, cerca de Del Río, entre otros desarrollos energéticos.) “No parecía estar señalado en su mapa.”

Pierre dijo que se había centrado en los Estados Unidos. Pero la pregunta era un recordatorio de que a menudo México juega un papel en la energía de la región, sea a través del gasoducto que atraviesa Presidio o los parques eólicos del futuro inmediato.

La primera mitad del taller se centró, en general, en los cambios del paisaje, desde las energías renovables hasta los latifundios divididos y una creciente población.

Pero la reunión se concentró en la industria petrolífera y de gas cuando el próximo ponente –Joseph Fitzsimons, abogado especialista en energía y en bienes raíces– describió un escenario de “miseria y desolación” al intentar impedir que las operaciones petrolíferas y de gas estropeasen terrenos privados.

La presentación que hizo Fitzsimons también se refirió a una diferencia clave entre el desarrollo petrolífero y de gas y el desarrollo de las energías renovables. Aunque los parques solares y los aerogeneradores pueden cambiar la apariencia de la zona, ambos sistemas emplean una infraestructura sobre el terreno, lo cual significa derechos de superficie. Eso otorga a los terratenientes mucho más control sobre cualquier desarrollo eólico o solar.

Por otro lado, el petróleo y el gas usan recursos subterráneos, que tienen que ver con los derechos minerales, que toma precedencia sobre los derechos de superficie y que, a menudo, son propiedad de otra persona. Eso podría hacer que la perforación se asemejara más a otro proceso que temen los terratenientes: la expropiación.

Fitzsimons hizo un resumen de las diferentes propiedades con una metáfora desenfadada. Hay los “primos del campo” que siguen trabajando en la hacienda familiar y los “primos de la ciudad” que podrían dar prioridad a los ingresos procedentes del petróleo y el gas en lugar de preservar el paisaje.

Dirigiéndose a cualquier posible persona relacionada con el petróleo y el gas y que podría estar presente entre el público, Fitzsimons dejó claras sus lealtades.

“Ustedes tienen a sus propios abogados,” dijo. “Yo estoy aquí para los terratenientes.”

Fitzsimons prosiguió en tono sombrío. La ley de propiedad de Texas era “muy clara,” dijo, sobre los derechos de los propietarios de derechos minerales –incluyendo a las empresas petrolíferas y de gas– para aprovechar los latifundios en la superficie del suelo.

“La propiedad mineral es dominante,” dijo. “Esa es la mala noticia.” Su consejo al público era doble: “Deben entender lo que poseen” y buscar un abogado.

Dijo que un abogado astuto podría elaborar un acuerdo de uso en la superficie que ayudaría a proteger el terreno. Eso incluye requerir que las empresas petrolíferas y de gas conserven la capa superior del suelo, que reparen inmediatamente el paisaje y/o limpien al vapor el material para impedir que haya especies invasoras. (Dijo que las tuberías, en general, eran un “conducto para las especies invasoras y exóticas.”)

Por defecto, dijo, los propietarios de derechos minerales pueden usar “toda la superficie que sea razonablemente necesaria” para perforar en busca de petróleo, lo que podría significar la construcción de carreteras y tuberías y el uso del agua de la propiedad.

“Eso es escandaloso para mucha gente,” dijo. “Pero es la ley.”

Incluso si un terrateniente perdiese dinero con un acuerdo de uso en la superficie, podría ayudar a proteger la tierra, dijo. Descartó la idea de que los terratenientes no necesitaran un acuerdo de uso en la superficie diciendo que era un “disparate” y les avisó de que no era probable que los reguladores estatales acudiesen en su ayuda.

“A la Comisión Ferroviaria no le interesa en absoluto,” dijo, en referencia a la agencia que regula los pozos de petróleo y de gas en Texas. “Y tampoco a la TCEQ,” la Comisión de Texas de la Calidad Ambiental.

Después le tocó a Jeff White, que ayuda a gestionar los University Lands (Terrenos Universitarios) propiedad del University of Texas System. Describió sus experiencias trabajando en la reparación de terrenos con empresas petrolíferas y de gas (“es como sacar dientes”) y dio consejos sobre los detalles de los acuerdos (“cláusulas de compensación por la caza y la cría de corderos” para cubrir, por ejemplo, cuando un animal de granja se desvía y se cae dentro de un pozo.)

University Lands tiene la responsabilidad de maximizar los ingresos, proteger los recursos naturales y “ser un buen guardián del terreno” propiedad de la University of Texas, un trabajo que White reconoció como “algo contradictorio.”

“A nosotros nos corresponde ganar dinero, pero no a toda costa,” dijo.

Luego le tocó a James Oliver, director general del Fideicomiso de Texas de Tierras Agrícolas (TALT). Describió cómo los terratenientes podrían ahorrar dinero (e incluso rebajar sus impuestos) al firmar una servidumbre de preservación para proteger sus terrenos. “Se asegura que los bisnietos de nuestros nietos tengan la posibilidad de ver estos espacios abiertos,” dijo.

Las servidumbres de preservación son voluntarias y negociadas, sin ninguna “plantilla estándar,” dijo. Y las servidumbres ofrecidas por el TALT podrían ser negociadas para permitir que hubiera un desarrollo limitado, incluyendo la perforación pero no las energías renovables.

“La Hacienda Pública ha permanecido en silencio respecto a las energías renovables,” explicó. El TALT no quiere ser “un caso de prueba.”

Durante una breve sesión de preguntas y respuestas al final del taller, un participante preguntó por el ecoturismo. Pero muchas de las preguntas se centraban en la industria petrolífera y de gas.

Una mujer preguntó qué debería hacer la gente cuando un agente de tierras se presente en su puerta para negociar el acceso a la perforación. “No abran,” bromeó Fitzsimons.

Bobby McKnight, presidente de la Asociación de Ganaderos del Suroeste y de Texas aconsejó a las personas en esa situación que “tuvieran cuidado.”

“Hay que escucharlo [al agente de tierras], pero hay que conseguir ayuda de inmediato,” dijo. “Están negociando para intentar conseguir un buen trato para ellos. Ustedes no les importan.”

Traducción de MIRIAM HALPERN CARDONA


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