Los investigadores encuentran una fuga en un pozo de inyección en el Oeste de Texas

LEJANO OESTE DE TEXAS — Después de que las compañías petrolíferas hagan fracturación hidráulica con un pozo, las regulaciones federales y estatales obligan a las compañías a bombear las aguas residuales de la fracturación hidráulica en lo hondo del subterráneo en un “emplazamiento de inyección” para impedir que haya contaminación. Pero nuevas investigaciones sugieren que estos emplazamientos igualmente podrían estar filtrándose en el suministro de agua dulce.

En un estudio publicado este año en Scientific Reports (una división de la revista Nature), unos investigadores de la Universidad Southern Methodist usaron imágenes de radar para estudiar un emplazamiento de inyección de aguas residuales en el campo petrolífero Ken Regan, en el Condado de Reeves.

El terreno alrededor del emplazamiento de inyección presentaba “zonas alzadas”, lo que significa que se había levantado debido a la presión subterránea. Y las zonas alzadas fueron más pronunciadas del 2007 al 2011, cuando el pozo era más activo.

Los investigadores pasaron estas observaciones por modelos matemáticos, que mostraban que el pozo tenía una “profundidad efectiva de inyección” mucho menos poco profunda que la profundidad declarada ante la Comisión Ferroviaria de Texas. Puede que suene complicado, pero las implicaciones son bastante sencillas: de algún modo el pozo está emitiendo presión (y posiblemente aguas residuales) en poca profundidad, posiblemente algunos centenares de pies de profundidad.

Los investigadores citaron “pérdidas debido a fallos en el revestimiento y/o problemas de sellado” como la “explicación más razonable.” Las investigaciones ulteriores, que mostraban un aumento de sodio en el Acuífero de la Valle de Pecos, parecían confirmarlo. A menudo los derivados sódicos son incluidos en la “salmuera” usada en la fracturación hidráulica.

En conjunto, los hallazgos dejaron a los investigadores “muy seguros de que algo estaba mal con este pozo de inyección de aguas residuales,” dijo Zhong Lu, investigador del proyecto, en una entrevista telefónica.

Para simplificar la ciencia, Lu comparó la tierra con una esponja. Puede aguantar algo de agua, pero si se inyecta demasiado al final acaba saturada. Entonces el agua necesitará buscar otro lugar para filtrarse.

Eso es cuando suceden problemas como pérdidas y terremotos, dijo. Y aunque las zonas alzadas no son un problema en sí, el fenómeno estaba “asociado con la inyección problemática de aguas residuales.”

Lu era cauteloso en sacar conclusiones generales de su investigación, incluyendo si las compañías petrolíferas deberían buscar maneras aparte de los pozos de inyección para almacenar aguas residuales de la fracturación hidráulica. Dijo que los ingenieros petroquímicos estaban mejor calificados para decidir las prácticas más seguras y más económicas para manejar esos residuos.

“No quiero que la gente diga, `Pasamos de pagar 2.50$ por galón de gas a 6$ o 7$,´” dijo riendo. “No estarían feliz.”

En cambio, esperaba que las empresas petrolíferas y la Comisión Ferroviaria de Texas, que regular la perforación de petróleo y de gas en Texas, trataran a su investigación como un punto de partida, una manera económica de monitorizar los pozos de aguas residuales que no requieren inspecciones in situ.

“No es una solución que lo resuelve todo,” dijo, pero “esta tecnología es muy, muy barata.”

Traducción de MIRIAM HALPERN CARDONA


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